5 de noviembre de 2007

Creo que no estoy bien.


Siento una marejada de naúseas, una fusión de espasmos quiméricos que me aniquilan de manera progresiva, un devenir constante y vertiginoso. Mis manos ya no dependen de mi voluntad, los dedos crispados se empapan de vesania, se han vuelto vulnerables hasta el punto de no poder sostener objeto alguno por más de un minuto. Mi estómago se retuerce con violencia, mi percepción de los olores y sabores se ha distorsionado, una serie de zumbidos me abruma por la noches, los ojos se desorbitan, el corazón se ha anidado en la garganta, y los bríos por sobrevivir se han extinguido.

¿Cómo vivir sin emociones? ¿Cómo lidiar con ese mal convulso de demencia?





Me rindo, ¿sabes?
Espero que disfrutes secretamente tu pequeño triunfo.