13 de julio de 2016

La sociedad de la transparecia, Byung-Chul Han (fragmento)

Fragmento del apartado: "La Sociedad del control"

La sociedad actual del control muestra una especial estructura panóptica. En contraposición a los moradores aislados entre sí en el panóptico de Bentham, los moradores se conectan y se comunican intensamente entre sí. Lo que garantiza la transparencia no es la soledad mediante el aislamiento, sino la hipercomunicación. La peculiaridad del panóptico digital está sobre todo en que sus moradores mismos colaboran de manera activa en su construcción y en su conservación, en cuanto se exhiben ellos mismos y se desnudan. Ellos mismos se exponen en el mercado panóptico. La exhibición pornográfica y el control panóptico se compenetran. El exhibicionismo y el voyeurismo alimentan las redes como panóptico digital. La sociedad del control se consuma allí donde su sujeto se desnuda no por coacción externa, sino por la necesidad engendrada en sí mismo, es decir, allí donde el miedo de tener que renunciar a su esfera privada e íntima cede a la necesidad de exhibirse sin vergüenza.





Me gusta este culiao. La hace corta, no se va en especulaciones weonas ni emplea un lenguaje críptico. La larga y ya.
A la mierda con los weones amantes de la retórica insulsa.

14 de febrero de 2016

Fail

Estaba revisando las antiguas entradas del blog y, a pesar de estar consumida por la misma tristeza de siempre, era capaz de sostenerme frente al teclado. Antes era mejor que ahora, ¡incluso era menos gorda!

Últimamente he estado obsesionada con un par de novelas japonesas que hablan sobre el engaño, sobre la máscara que se funde en los rostros de las personas y que da la ilusión de armonía entre la humanidad y el instinto. Comparto tal premisa. Nos adherimos a una careta que, en el fondo, no expresa más que el esfuerzo salvaje por embozar la mácula de la propia existencia. Yo soy un error, tú eres un error, él es un error.

Pero pretendemos amarnos eludiendo el error.
La afirmación del error es el mayor acto de amor hacia sí mismo. Vivir del error y fenecer del error.

No hay necesidad de fuego...



24 de diciembre de 2015

Too high to die

Lo único que reconforta es dormir todo el día, pero me despiertan para saturarme con medicamentos, cuyo único efecto es bloquear mis ensoñaciones de muerte. Quiero dormir. Quiero anularme y no ser yo.

Por la cresta. Debo seguir fingiendo.

Me siento sola, pese a que quiero estarlo.

De verdad, tengo una gran ensalada en mi cabeza.

22 de diciembre de 2015

Adieu

Esta no es una carta. Son fragmentos de mensajes que quiero dejar para ti, aunque jamás llegues a leerlos.

Y no puedo comenzar diciendo otra cosa que: "aún te amo". Pero es un amor que corroe, que me agrieta el pecho y me ahoga en estertores. Es un bubón supurante que debo extirpar de alguna forma que desconozco.

Por las noches sueño contigo y, al despertar, me pregunto qué es de ti. ¿En algún momento, tras nuestra separación, he ocupado siquiera un lugar, por más ínfimo que sea, en tus pensamientos? Mi corazón, marchito y emponzoñado, dice que no. Las noches, los amigos, el alcohol, han llenado ese vacío fácilmente, porque nunca estuvo lleno, porque siempre tuvo hambre de la miseria bohemia.

¿Debo odiarte porque me abandonaste cuando creí necesitarte más? Te lo dije, pero no es así. No te culpo. Yo nací para no ser amada ni para amar a nadie, como diría Nick Drake, mi compañero de aciago. Las personas como yo deben resignarse a ver la felicidad desde lejos y, cuando mucho, beber tan solo un sorbo de ella; pues bien, eso fuiste para mí: el sorbo de un elíxir que me resistía a tragar.

Gracias por los momentos buenos y también por los malos. Gracias por enseñarme a ver la vida desde otra óptica. Gracias por hacerme crecer a través del dolor.

No puedo decir que estaré para ti cuando desees, pero sí ten presente que siempre querré tu felicidad, aun si a costa de mi sufrimiento.

Ten una vida plena, por favor.

Yes, i did know you were tired
and you want to be free

22 de agosto de 2015

Cosas que usted podría aprender si ve una teleserie turca (lo hice por hinchar a la gente anti-tele)

1. Su visión de mundo se ampliará más allá de un etnocentrismo que toma como referente los elementos de la cultura yanki


2. Comprenderá que otras culturas también caen en la idealización del amor romántico y sentirá menos culpa por ello



3. Apreciará un constructo cultural que se cimienta sobre las bases de oriente y occidente

4. Sabrá que existen otras tradiciones que pueden ser más válidas o más absurdas que las suyas, y que, al fin y al cabo, usted no es quien para juzgar aquello

5. Comprenderá nociones y procesos básicos de la historia universal, al mismo tiempo en que podrá aplicar conocimientos previos y/o competencias (si es que los posee). Por ejemplo, para ver "el sultán", tendrá que saber qué es un Imperio, cómo se expande y prolifera, quiénes fueron los otomanos y cuál es su trascendencia



6. Sabrá que la capital de Turquía es Ankara y no Estambul, pese a que esta última es su ciudad más importante

7. Si le interesa la lingüística, recreará las imágenes de Turquía y las vinculará con alguna teoría en torno al surgimiento y expansión de las primeras macrofamilias de lenguas
(la teoría de las lenguas indoeurpoeas surgidas en Anatolia)



8. Si le gusta ver las telenovelas en su idioma original (con subtítulos), descubrirá que hay sonidos que no puede emitir de manera natural en su lengua nativa

9. Conocerá un alfabeto diferente del latino (de hecho es una adaptación de este), el chino y el cirílico

10. Valorará la telenovela como un formato televisivo universal que se expresa según la cultura en que se enmarca

11. Diferenciará entre un turco y un árabe (como debiera hacerlo entre un chino y un japonés)


12. Desarrollará, si tiene la voluntad, la capacidad de apreciar críticamente los productos mediáticos, al mismo tiempo en que se entretiene

13. Será menos grave que el engrupido que odia la tv por prejuicio

14. Comprenderá que si es tonto, no es solo por el influjo la tele. Hay mucha gente que lee (e interpreta, ¡oh!) a Hegel y exuda estulticia con su sola presencia

15. Tendrá la libertad de ponerle Sherezade, Onur, Fatmagul o Sila a su retoño, y dejará de ser presa de esa jerarquización social sobre la base de la conjugación nombre-apellido, la expresión más absurda del arribismo. Solo importará que ese nombre tenga sentido para usted, únicamente para usted

16. Valorará las horas de sueño que le quedan una vez que termine Ezel xD

18 de julio de 2015

¿Podré ser persona alguna vez?

Hay una situación o estado (a estas alturas ni siquiera me da el seso para identificarlo) que me produce reconcomio y una aguda ansiedad frente a la vida: mi escasez de talento, mi condición de "la nada hecha ser viviente". En resumidas cuentas: la eterna sensación del fracaso.

Me siento alienada de mis propias ideas, de mis propios sentimientos. Hay una gran bola de fuego en mi estómago, una náusea recalcitrante que se empecina en arder cada temporada, enrostrándome la miseria de la cual soy presa -y que yo misma genero-.

¿Podré ser persona alguna vez?

Si al menos pudiese recordar lo que leo, me disociaría gustosa de este sentimiento agónico.

En este momento, sí, en este preciso instante, me autodedicaría "rata de dos patas", porque me siento cero aporte al mundo, pero lo peor de todo, cero aporte hacia mí misma. No obstante, dejaré (obviamente para mí misma) algo de Juan Luis Panero. 


Epitafio frente a un espejo

Dura ha de ser la vida para ti,
que a una extraña honradez sacrificaste tus creencias,
para ti, cuya única certidumbre es tu recuerdo
y por ello, tu más aciaga tumba.
Dura ha de ser la vida, cuando los años pasen
y destruyan al fin la ilusa patria de tu adolescencia,
cuando veas, igual que hoy, este fantasma
que tiempo atrás te consoló con su belleza.
Cuando el amor como un vestido ajado
no pueda proteger tu tristeza
y motivo de burla, de piedad o de asombro,
a los ojos más puros solo sea.
Duro ha de ser para tu cuerpo ver morir el deseo,
la juventud, todo aquello que fuiste,
y buscar sin pasión tu reposo
en la sorda ternura de lo débil,
en la gris destrucción que alguna vez amaste.
«Es la ley de la vida», dicen viejos estériles,
«y nada sino Dios puede cambiarlo», repiten,
a la luz de la noche, lentas sombras inútiles.
Dura ha de ser la vida, tú que amaste el mundo,
que con una mirada o una suave caricia soñaste poseerlo,
cuando la absurda farsa que tú tanto conoces
no esté más adornada con lo efímero y bello.
Dura ha de ser la vida hasta el instante
en que veles tu memoria en este espejo:
tus labios fríos no tendrán ya refugio
y en tus manos vacías abrazarás la muerte.

13 de junio de 2015

El eterno retorno del fracaso

Soy el tipo de persona del que todo  ser humano, medianamente cuerdo  y común, quiere huir. Soy el esperpento que no "aporta" nada, que absorbe las energías, desalinea los chakras y resta estabilidad  emocional a todo aquel que se acerca, algo así como el Rey Midas de la miseria. Porque las relaciones  humanas se basan en la transacción, ya sea de afectos, de estatus, de bienestar, de cualquier mierda, pero transacción a la postre.
Todo muy acorde al hermoso modelo  exitista, donde gente con moral cuestionable, autodestructiva y que no contribuye, simplemente, se invisibiliza por ser un cacho culiao.

Y yo soy uno de esos cachos.Solo porque estoy  triste. Solo porque me quiero morir. Y porque debo hacerlo. Porque el mundo lo precisa ("déjate de lloriquear y mátate luego", son algunos ejemplares). Pero yo, como buen parásito, me resisto... hay una absurda obstinación de la que no me puedo desprender.

Nadie me necesita ni yo los necesito a ellos. No quiero lidiar más con esto.

Me cansé de usar la máscara kabuki para defenderme de los demás porque, finalmente, soy tan vulnerable como un insecto al que van a aplastar por repulsivo.

Y sería bueno que así pasara... sería bueno

26 de febrero de 2015

Desvarío de los 27

Hoy es mi cumpleaños número 27 y, como es común, se asoman las añoranzas de tiempos pretéritos, esa puta nostalgia hacia una época en que no tienes idea sobre qué chucha es el vacío existencial.
Recordé que fui criada como Quico, es decir, como una niña consentida a la que se le quiere dar lo mejor, a la vez en que se le protege del pernicioso entorno. No hay pariente que no me saque en cara, a día de hoy, que me criaron como la niñita de mamá, sin saber qué era pasar necesidades... pues bien, la otra parte:

Mi madre se volcó en mí porque dos meses antes de nacer murió mi abuelo (el único que creyó en ella y la ayudó a salir del hoyo, al pagarle la prueba de admisión a la universidad), mi viejo se comportó como un conchadesumadre durante toda mi gestación y, encima, la seguían los de la CNI (dado que, con guata y todo, no se perdía los panfleteos y mítines). Ya, eso por un lado.

Más adelante, si bien nunca viví la pobreza, no permanecí aislada de la realidad: pasé los primeros años de enseñanza básica en la escuela en que Maire trabajaba. Supe lo que era tener piojos (de hecho hasta me relajaba), tomar la lechita de la junaeb (que siempre me ha gustado), ver cómo algunas compañeras se desmayaban porque iban a clases en ayunas, etecé; en síntesis, aprendí a sentir empatía. Mi escasa conciencia social, actualmente, es consecuencia de una leve misantropía, nada asociado con ser facha.

La etapa en la escuela D-247, ex Grupo Escolar, fue la mejor de mi vida. Facebook me ha hecho saber que muchas de las que fueron compañeras de curso, están bien. No obstante, hace un par de años me encontré con mi ex profesora de básica y me comentó que una de ellas había muerto... aún no sé quién fue.

En 1998, tuve un paso fugaz por un colegio particular, pero el evidente clasismo  de los pendejos me saturó y decidí retornar a la trece.

Sexto y séptimo básico fueron años felices. Hice amistades y llevaba buenas notas. Mi autoestima era más que aceptable.

Cuando entré al Colegio de la Purísima Concepción, comenzó la agonía emocional, la cual abordar algún día.

A lo que quiero llegar, es que se ha generado mucho prejuicio en torno a mi vida... y la gente no sabe lo invalidante que es tener una grieta en la cabeza.

Ahora me bajaré de la micro, me dirijo a mi nueva casa.

24 de diciembre de 2014

taiyou to umi no kyoshitsu (2008)

Este es el típico dorama japonés de temática escolar, es decir, una telenovela asiática contextualizada en el diario vivir de un grupo de estudiantes y la relación que estos establecen dentro de una institución. La verdad es que contiene los elementos típicos, como dije al principio, del drama nipón; no obstante, quise comentarlo porque, de cierta forma, me identifica como profesora y me hace valorar lo único hermoso que va quedando de la pedagogía: el vínculo con los alumnos.

Esta serie trata sobre un grupo de chicos ad portas de egresar, con todo lo que ello conlleva: ya sea su preparación exhaustiva para la admisión en la universidad (ya sabemos cómo son de exigentes -y autoexigentes- los japoneses), sus preocupaciones por el futuro, la obligada despedida de sus pares, el paso a la vida adulta, la toma de responsabilidades, etc. Esto cambia cuando aparece un tutor que pretende enseñarles el sentido de la vida, más allá de todo aquello que enmarca la concepción de "éxito" en la sociedad actual; es entonces cuando se produce un remezón en las conciencias de los adolescentes, cuestionándose los paradigmas instaurados y reproducidos a través de la enseñanza institucionalizada.

El profe

Es cierto, el trabajo para el docente no es fácil, ya que en primera instancia es rechazado por los estudiantes, quienes le consideran un charlatán que obstaculiza su formación académica; por otro lado, recibe el repudio de sus colegas y directivos, hasta el punto de ser degradado y relevado de su cargo. Con el tiempo, Sakurai (el profe), va demostrando su real vocación y se va ganando el aprecio de sus cercanos. Como todo dorama asiático, no está exento de tragedia (spoiler), de hecho, hay una muerte que marca la vida de los personajes.

                                                                                       Adivine quién muere

Las razones por las que me gustó este dorama son más bien egoístas, pero no detallaré para no caer -aún más- en la autorreferencia. Además, el elenco es excelente, ¡aparece Keiko Kitagawa, Kii Kitano y Atsuko Maeda!

En la serie no hay mayor profundidad psicológica, pero ayuda bastante a aquel profesor que quiera verlo y que presente dilemas vocaciones en cuanto al ejercicio de su labor (a estas alturas del año se hacen más latentes). En fin.

Iba a escribir más, pero tengo que ir al trabajo, ya que hoy será la dichosa comida de navidad.


Lo dejo en la categoría de "cine", porque no hay otra. Adiosín.