8 de abril de 2008

Del origen y de la eticidad en la extorsión intelectual.

Como el tema es amplio, me centraré en una situación recurrente dentro de la carrera que estudio, ya sea por lo habitual que se ha hecho o por la propiedad que me otorga el haber sido espectadora.

...

¿Se puede renegar de la literatura tras haberse empapado de ella?

Existen dos eventualiades para despreciarla una vez que se le ha amado con frenesí: una, haber descubierto lo sórdido dentro de ella y la influencia nociva que ésta tiene para la existencia y las relaciones interpersonales; dos, haber sido devastado por la crítica literaria luego de intentar dar esbozo a algún proyecto infructuoso, como en la mayoría de los casos sucede con la lírica.

Es muy probable que se manifiesten rasgos sintómaticos producto del fracaso. Todo estímulo, sea positivo o negativo, siempre es sucedido por una reacción, la cual puede presentarse dentro de la circunstacia en la que acontece, o bien, mediante un acto inconsciente, pero notorio. Como en este caso sería el repudiar a todo aquel que explicite interés por las artes literarias, apabullándole de preguntas capciosas para hacerle dubitar y desertar de sus aspiraciones estéticas, utilizando como recurso la autoridad que representa para así hacer más creíble su postura y cobrar mayor fuerza en el acto de aplastar, y por supuesto, para no ser refutado.

La pregunta de rigor estaría apuntada a la eticidad del ejercicio de poder en las aulas, dado que la mayor parte de los casos de extorsión intelectual ocurren en la sala de clases por parte del docente, más frecuente aún en las universidades.

¿Es suficiente con la rendición de exámenes para marcar la diferencia entre estudiante-profesor, o es que acaso deben utilizarse otros medios para ello?

¿Es realmente necesario realizar la separación, en cuanto a autoridad, entre docente y estudiante?

¿Con qué fin se realiza tal separación?

¿Es acaso el temor a ser superado lo que gatilla tales conductas casi patológicas?




Preguntémosle a Foucault.

2 comentarios:

  1. Creo que el miedo a que alguien tome el poder siempre está. Y otro seres tienen miedo al poder. Creo que tienes mucha razón, creo que la virtualidad de entregar enseñanza a alguien se ha distorsionado en diferentes ámbitos y en las diferentes carreras se da. Incluso en lo que estudio también, en Psicología. Creo que por lo general, el que tiene se privilegia el que tiene más experiencia, sin embargo, muchas veces esta misma experiencia no significa que sepa la verdad de un asunto tan rico, sobre todo como lo que describes, la literatura. Creo que en cierta forma, todos tenemos algo de literatos, de psicólogos, etc. La diferencia es el que ejerce y el que lo vive. Creo que no se puede medir todo en un simple examen, creo que más bien es importante la formulación de preguntas e inducir a las personas que se formen análisis acerca de una cuestión en particular. Por ejemplo, quien ejerce la psicología preguntarse hasta qué punto es "normal" el otro y en la medida de lo "anormal", como lo podemos ayudar. Te decía en términos de la enseñanza que se ha desvirtuado en sus raíces porque por lo general el docente inspira miedo y empequeñece muchas veces al mismo alumno, cuando en realidad él mismo estuvo en la misma situación hace unos años. Simplemente hay un abuso de poder muchas veces. Y créeme que lo he vivido y supuestamente esas personas han llegado lejos. Sin embargo, ya ejerciendo la práctica, te das cuenta que no es tan así, pues la calidad humana prima antes que el ejercicio y eso da cuenta de un mejor prestigio. Mi coordinadora de carrera es de aquellas que abusan del poder del alumno y quiere hacer fracasar a cualquiera que se pregunte un poco más allá de ella. No obstante, creo que más allá del poderío que puede tener en este momento, al mismo tiempo pierde credibilidad por la poca imparcialidad con la que impone.

    Bueno, creo que esto que escribiste tiene mucha reflexión... uff vaya que escribí harto.

    Cuidate y nunca, ni el ejercicio del poder abusivo te impida hacer lo que tu quieres... las dictaduras, los principismos nunca son correctos.

    Saludos.. cuidate...

    Julie

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  2. Creo que el problema que usted plantea se viene desarrollando en la educación chilena desde hace mucho. El negar al alumno bajo formas de represión autoritarias coarta el libre derecho a la reflexión y su posterior expresión oral de lo aprendido: las preguntas y cuestionamientos inherentes al proceso de aprendizaje, y por consiguiente, al fenómeno de la educación.

    Hay mayor preocupación, por parte de los docentes, en el "ser" de los alumnos a cambio del "hacer". No se legitimiza la interactividad o la parte que le corresponde al alumno en ésta, por parte del autoritario docente.

    En fin... ya ni sé lo que escribí.

    Y las restricciones elitistas de los pocos que ostentan el poder de las letras en una cultura literaria que segrega, son nefastas.

    Se pierde el derecho a la libertad de expresión literaria del estrato social que no ostenta el poder ni los conocimientos técnicos que discriminan y limitan la expresión.

    Cariños señorita...

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Escupa.-