«Algo que había en aquella película me conmovió profundamente, iluminando mi vida»... Diría un joven español que a mitad de los años veinte fue a probar suerte a París, descubriendo su sentido de vida tras haber apreciado un filme rodado unos cuantos años atrás: Der Müde Tod, dirigida por un cineasta alemán no muy conocido en ese entonces, pero que años más tarde llegaría a ser uno de los directores más prolíficos dentro del cine mundial, Fritz Lang. Aquel muchacho que tan maravillado quedó con su obra, era ni más ni menos que Luis Buñuel.
Las tres luces presenta una alegoría sobre la muerte y el destino, donde el amor se hace latente dentro de un marco fantasmagórico y luctuoso, lo que en palabras del mismo director, sería la manifestación de un cuento de hadas.
Una obra imprescindible del cine silente.
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