1 de mayo de 2008

I.- Renuncia



Era muy temprano por la mañana, las calles estaban limpias y vacías, yo iba a la estación. Al verificar la hora de mi reloj con el reloj de una torre vi que era mucho más tarde de lo que creía, tenía que darme mucha prisa. El susto que me produjo este descubrimiento me hizo perder la tranquilidad, no me orientaba todavía muy bien en aquella ciudad. Por suerte había un policía en las cercanías; fui hacia él y le pregunté, sin aliento, cuál era el camino. Sonrió y dijo: «¿Por mí quieres saber el camino?». «Sí», dije, «ya que no puedo hallarlo por mí mismo.» «Renuncia, renuncia», dijo, y se volvió con gran ímpetu, como las gentes que quieren quedarse a solas con su risa.



Franz Kafka

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Escupa.-