1 de junio de 2008

Vargtimmen, Ingmar Bergman (1967).-

Recuerdo la conversación que tuve con Vincent respecto al cine de Bergman y Dreyer, ya que este último no necesitaba aislar a sus personajes para otorgarles la cualidad de único, a diferencia del director sueco, que sí debía situarlos exclusivamente frente a sus existencias para lograr desatar los demonios internos de cada uno, como es el caso de «Persona» y «La hora del lobo»... ¿Sería intencional? Es muy probable. Don Ingmar nada deja al azar, ni siquiera la imagen burda de la muerte en el séptimo sello.




«La hora del lobo es el momento entre la noche y la aurora cuando la mayoría de la gente muere, cuando el sueño es más profundo, cuando las pesadillas son más reales, cuando los insomnes se ven acosados por sus mayores temores, cuando los fantasmas y los demonios son más poderosos...»


Notable actuación de Liv Ullmann, por cierto.

2 comentarios:

  1. Bergman se lleva con el güisqui. Las platicas sobre él también.

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  2. Bergman se lleva con el güisqui. Las platicas sobre él también.

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Escupa.-