1 de enero de 2010

Plan de vuelo



Todas las drogas son peligrosas, como lo son muchas otras sustancias u objetos; tal como sucede con ellos, el peligro no radica tanto en las drogas como en el modo de usarlas. Pero aun fuera de esto, las circunstancias que rodean a las drogas —su tráfico, el que sean a la vez atractivas y secretas, el tratar de ser HIP, la desconfianza de la cana, etc. — son igualmente peligrosas. Sin embargo, dado que vamos a usar drogas, es necesario que minimicemos los riesgos. La mejor y tradicional manera de hacerlo es saber. Si sabes lo que haces y lo haces bien, es probable que no te haga daño.

Ácido-LSD: Aunque el ácido no tiene valor en y por sí mismo —no te hará santo ni bueno ni sabio ni nada, sólo te hará remontarte—, puede ser usado de modo valioso. Puede ser un instrumento educativo: puedes aprender algo por medio de él.

He aquí uno de los muchos caminos apropiados para hacer tu primer viajecito.



Arréglate de modo de tomar el ácido en un lugar agradable (ya sea en una bella y confortable habitación o en algún sitio al aire libre y en circunstancias agradables, pacíficas, amistosas y amables. Un lugar feo equivale a un viaje feo; una previa mala disposición de la mente (tensión, ansiedad o lo que sea) o una conducción impropia, equivalen a un mal viaje.

Arréglate de modo de emprender el viaje con alguien más, alguien más sabio y con más experiencia que tú, alguien que te conoce muy bien y en quien tú confías. El guía ideal es alguien familiarizado con el ácido, con el que estés lo bastante cómodo como para que puedas sacarte la ropa sin terminar en juegos sexuales.

Si el amor y la tibieza son importantes para ti, es prudente elegir para tu primer viaje a alguien que te quiere, o a un amigo muy cercano, la mayoría de las razones para hacerlo así son obvias, pero no viene mal señalar algunas: bajo los efectos del ácido, una persona se vuelve altamente sugestionable, y alguien que no te conoce bien puede, por torpeza, actuar de modo tal de asustarte o volverte paranoico, lo cual es muy malo en esas circunstancias. Más aún, el "guía" debe estar en condiciones de poder contestar cualquier pregunta que puedas hacer, de saber qué pasa, y de saber qué hacer si es que hace falta hacer algo.

El libro LSD The Problem-Solving Psychodelic, de P. G. Stafford y B. H. Golightly, ofrece algunas "guías para el uso del LSD", entre las que están las siguientes:


Los peligros del uso del LSD han sido popularmente presentados como cucos, es decir, exagerados y no explicados totalmente. En casi todos los casos fallidos, el sujeto quedó sin conocer los hechos básicos. El guía se descuidó en su deber y no le dijo a su pupilo que no debe olvidar nunca que cualquier cosa que ocurra será simplements efecto de una droga, y que la experiencia terminará en unas horas. El sujeto debe entender de antemano que aunque se sienta capaz de "volar" mientras esté bajo los efectos de la droga, no tiene que ilusionarse al respecto. Correctamente preparado, su juicio residual quedará intacto y lo alejará de ventanas y otras áreas peligrosas. Si el sujeto piensa que está en la eternidad y todo el universo está en una condición similar, se le debe asegurar que en otro nivel la realidad corriente todavía existe y que podrá volver a ella cuando quiera. Por lo tanto, una de las principales obligaciones del guía es proporcionar al sujeto una perspectiva firme, cuando sea necesario; si esto se cumple, los peligros inherentes a la droga son mínimos.

Un problema frecuentemente discutido es si el guía debe tomar o no por lo menos una mínima dosis de LSD durante la sesión. Hay buenos argumentos en pro y en contra, pero los más precavidos investigadores están de acuerdo en que una dosis superior a 25 mcg para el guía haría necesaria la presencia de una tercera persona.



No comas por lo menos durante cuatro horas antes, porque sí lo haces es probable que cobres aguda conciencia del proceso digestivo. Pasa una hora, por lo menos, relajando mente, cuerpo y espíritu, hasta quedar tranquilo y en paz. Prepara en tu lugar de viaje cosas para tocar, oler, saborear y oír y, finalmente, para hacer... bellas cosas, cosas que te gusten especialmente, cosas para que las experimentes con tu mente en expansión.

Mientras estés remontado, entonces, usa tus sentidos; dales un buen entrenamiento. Aprende su yoga y su lenguaje. Tú y el guía que has elegido para que viaje contigo pueden enseñarte a ser real otra vez, anulando los años en que el Sistema te enseñó a ser irreal, ignorante, inconsciente.

De eso se trata. Sé una bella persona en un bello lugar haciendo bellas cosas y siendo bello, y muy probablemente harás un bello viaje. En vez de pensar, sé. Sé lo que eres, lo que te dicta el momento, experimentándote a ti mismo y al mundo sin que tu intelecto (el cual no sabe nada acerca de esto hasta que termina todo) se interponga entre la realidad y tú.

Nadie va a negar que hay quienes no deberían tomar ácido, pero hay poco acuerdo en cuanto a quiénes son. En última instancia la decisión es tuya.

Esto es lo que dicen Stafford y Golightly.


El éxito de un "viaje" psicodélico parece depender menos del rótulo psicológico del candidato y su historia personal, que de su voluntad de rendirse a la posibilidad del gran caos.

Los "swingers", los que gustan de la actividad salvaje y desinhibida, o los que pueden hacer frente a una gran conmoción, generalmente marchan bien en sus sesiones. Si, por el contrario, su flexibilidad es pura pose, el LSD puede hacer trizas la fachada protectora y hasta cierto punto es casi seguro que lo hará. El estar mal preparado e indefenso bajo una oleada de confusión puede originar shock y ansiedad.

Existen personalidades ordenadas y precavidas que necesitan una explicación para todo, que están completamente cómodas en un conjunto estático de circunstancias y que deben mantener una autoimagen favorable; éstos tienden a encontrar a la experiencia del LSD terriblemente desconcertante, si no devastadora. Pero no es necesariamente así, si las instrucciones previas fueron inteligentes y completas y si el guía es astuto y dotado.


Hay tantas posibilidades como individuos, y nada de lo que se diga sobre el ácido puede siquiera aproximarse a la experiencia misma; ésta es totalmente subjetiva (aunque el guía es un factor esencial), y la decisión de tomarlo, excepto en circunstancias clínico-terapéuticas, es puramente existencial.


HOLGAZANES: Si el paseo es malo, es posible hacer varias cosas. Puedes salir de un mal viaje esperando simplemente el descenso. Puede ser penoso, pero no es "real", ya se irá, A menos que seas un caso fronterizo, o un paranoico esquizofrénico incipiente (tú mismo, o alguna persona competente en la que confías, deberá determinarlo de antemano), los efectos del viaje se irán en unas horas, excepto el recuerdo de lo que has experimentado y por supuesto, lo que aprendiste de ello. De modo que, cuando te va mal, recuerda que estás bajo la influencia de una droga, y que lo que experimentas es sólo temporario. Finalmente, aprende de tus malos viajes, o deja de tomar el ácido.


Si sientes que debes poner fin al viaje, la vitamina B3 te hará descender sin tropiezos. Toma cinco tabletas y si no dan resultado en treinta minutos, toma otras cinco.

Si tienes dudas sobre si puedes o no tomar ácido, existen ya dos tests simples, concebidos para indicar defectos de personalidad que harían desaconsejables los viajes, excepto en tratamientos terapéuticos. Uno de ellos es el Factor Mulvariano, un simple test que indica si una persona es incipientemente esquizofrénica; el otro, el de Hofíer-Osmond, es un test escrito que da una prueba muy precisa de tendencias paranoicas y/o esquizofrénicas. Ambos pueden obtenerse escribiendo al Instituto Neuropsiquiátrico de Nueva Jersey, Box 1000, Princeton NJ. Esto puede sonar un poco exagerado, y lo es en muchos casos. Pero se trata de tu cabeza, chiquito: no la malgastes.



SENTIDO COMÚN: Después del viaje descansa algunos días; tu química sanguínea necesita un promedio de tres días para recuperarse. Si durante ese tiempo sientes nerviosidad o ansiedad, una combinación de vitamina C y Niacinamida te pondrá bien. Toma 500 mg de ambas como primera dosis y luego 200 mg dos veces por día, mientras sientas que lo necesitas. Ambas son baratas y se consiguen sin receta en cualquier farmacia.

No te excedas de la dosis común (250 microgramos) hasta que hayas aprendido a manejarla. Evita las multitudes hasta que te acostumbres al ácido; pueden anonadarte si no estás preparado para la experiencia.

No le hagas a tu cuerpo nada que él no pueda rechazar. Nada de agujas. Considera las implicaciones psicológicas y simbólicas de clavarte tú mismo una aguja. ¿Realmente quieres hacerte eso?

No te hagas traficante. Es complicado y peligroso. El traficar tiende a interferir con el vivir, y no te proporciona pan suficiente como para que valga la pena lo que cuesta en paranoia. Un montón de gente empieza a traficar para asegurarse un pasar tranquilo y libre, pero el tráfico crece automáticamente hasta ser lo único que hacen. (79)

No dejes que las drogas sean lo único o lo más importante en tu vida. Esa es una manera rápida de aburrirte con la diversión, lo cual es una joda.


Chester Anderson con apéndice del The East Village Other communication company (San Francisco)

(New York), Lorraine Glennby, 1967






Ahora falta conseguir la mano no más po...

1 comentario:

  1. siempre me ha llamado la atención el ácido, debe de ser "shuer loco", pero no sé, en verdad no conozco gente que lo haya probado (o de mis amigos , saber que alguno lo haya probado) como para hacer la prueba, igual da un poco de miedo, pero debe ser la cagá... jajajaja
    Señorita, espero que pase unas excelentes vacaciones :D
    Un gran abrazo de Sol Invictus, aunque estoy pasada de la fecha :S
    Cariños !!

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