28 de noviembre de 2011

Parrafobia

Así es. La sola idea de elaborar un extenso, coherente y cohesionado párrafo hace que las manos comiencen a sudar, lo que me obliga a postergar la tarea.

(Ahora estoy haciendo un gran esfuerzo, ¡vierais cómo los dedos me tiritan!)

Pero esto va más allá de la mal llamada "parrafobia". Sucede que padezco de "fobias y/o manías" pasajeras, aunque algunas no sólo han perdurado sino que se han consolidado como parte de mi personalidad, motivo suficiente para sentir miedo, qué miedo, ¡pavor! Pavor ante el eventual hecho de huir eternamente de lo que todos estos años ha sido mi gran pasión: revesar cuanta mierda pasa por mi cabeza.

¿Qué pasaría si de aquí en adelante atesoro de forma malsana, cual viejo avaro, las ideas que fulgen en mi mente? Supongo que sería como sufrir dolores de parto y resistirse a expulsar el feto.

Por eso es que también me he vuelto algo floja para leer, debido a que tengo el hábito de anotar las ideas esenciales de cada página, lo cual, obviamente, demanda cierto esfuerzo intelectual. Los apuntes son para, de cierta forma, activar en mi memoria el contenido del texto.


Quizá sea que las palabras se han tornado demasiado grandes para mí. ¡Cresta!