3 de febrero de 2012

1.- Caracterización del concepto de “imaginario social”

Éste fue el último trabajo del semestre, por el que obtuve un hermosísimo 98. He dormido la nada misma, pero vale la pena. Todo vale la pena ahora que estoy cada vez más cerca de egresar.
Dedicado a mi crustacito que el día de hoy cumple su mayoría de edad universal =*



1.- Caracterización del concepto de “imaginario social”

            El ser humano, como ente social, posee la capacidad connatural de imaginar, proyectar una representación de sí mismo y de su entorno, lo que le permite interpretar la realidad en la que está inmerso, como también responder a las necesidades impuestas por el medio. El consenso de las representaciones que se generan dentro de una sociedad se conoce como “imaginario social”, el cual se configura sobre la base de un pensamiento común que se expresa en el campo de lo simbólico, mediante el lenguaje y el accionar de cada individuo. Los imaginarios sociales producen valores, parámetros de apreciación, ideales y conductas que rigen la vida de las personas que integran una cultura.

Cornelius Castoriadis formula el concepto de imaginario social para referirse a las representaciones sociales que se erigen a partir de la construcción simbólica y se constituyen bajo la forma de instituciones que orientan el funcionamiento y el dinamismo de una colectividad. Para Gilbert Durand, el imaginario comprende el conjunto de imágenes y de las relaciones de imágenes que constituye el capital de pensamiento del homo sapiens.

El imaginario social está dividido en dos planos de significación que difieren entre sí, pero que a la vez manifiestan cierto grado de dependencia en cuanto uno es instrumento del otro, por lo que se estaría hablando de un plano de significación primario o central y de uno de tipo secundario. Las instituciones que forman  parte de los primarios son: Dios, el Estado y la Familia; mientras que los secundarios sólo existen en función de los centrales, como lo es el “ciudadano” respecto de la idea de “Estado”.

Al tratarse de elaboraciones humanas, los imaginarios sociales no permanecen estáticos, sino que propician cambios profundos dentro de las sociedades, pues, como señala Castoriadis, lo que en cada momento es, no está plenamente determinado hasta el punto de excluir el surgimiento de otras determinaciones. Es así como el cambio social implica discontinuidades radicales.