28 de marzo de 2012

Stultorum infinitus est numerus



Hoy es 27 de Marzo, y tras 3 semanas de agonía, muere en la región ocupada por el Estado HeteroFascista Chileno, el cuerpo sin vida cerebral de Daniel Zamudio, un chico gay de 24 años. Seis horas duró la tortura que 4 heterofascistas perpetraron contra él, en una plaza en pleno centro de Santiago, a las 9 de la noche, sin que nadie viera ni oyera nada. Sus asesinos torturadores no son monstruos “neonazis” (como los calificó rápidamente la prensa y la opinión pública) a ser apartados y estigmatizados, son los hijos normales y dilectos de la heterosexualidad como régimen político, y sus acciones de odio sobre nosotras lesbianasmaricastransestupendas, el producto de familias nucleares heterosexuantes y normales. Para decirlo más claro: son como cualquier hijo de vecino, son compañeros de trabajo y escuela.
A los hijos de yuta cómplices y partícipes de la política heteronormativa asesina y fascista, sepan que desde ahora seremos la peor de las amenazas, que no los dejaremos en paz, que haremos que cada minuto de sus miserables vidas de mierda sea aún más miserable, que nuestro odio y asco será como un río salido todo de su cauce, sin contención. Les declaramos oficialmente la guerra.

El asesinato de Daniel no cree el reclamo (urgente) por una ley anti discriminación y los auspicios pacifistas y bienpensantes de la inclusión y la tolerancia, sostenidos en un mismo coro por heteros progresistas y LGTB integracionistas. Lamentablemente, nada de esto va a frenar episodios como estos, ni tampoco los incontables y cotidianos (y hasta invisibilizados) casos de homofobia, lesbofobia y transfobia, ni la violencia con la que convivimos, diariamente, las monstruas de devenires abyectos del heterocapitalismo, ni los suicidios de adolescentes a quienes se les ha hecho creer que sus formas de vida y de afecto no son posibles de vivirse o habitarse. Daniel y todas nuestras muertas son la dinamita que, de manera radical y definitiva, hará volar por los aires el régimen de poder que produce esas subjetividades fascistas, esto es, la heterosexualidad como régimen político, que produce a los asesinos de Daniel y luego invisibiliza sus propios excesos, condenándolos como un grupo de monstruos “neonazis” fuera de control a los cuales espera castigar judicialmente. Y pretende acallar nuestro odio y frenar nuestra rabia con sus migajas de mierda, sus leyes progresistas e inclusivas y sus celebradas prédicas de paz y tolerancia, para mantenernos en nuestro sitio, no vaya a ser que l*s díscol*s nos pasemos de brav*s y dejemos de ser una amenaza posible, para volvernos una amenaza real y que, políticamente empoderad*s, empecemos a devolver, de una vez y para siempre, cada uno de los golpes e insultos con los que nos hemos acostumbrado a convivir día tras día.
El asesinato de Daniel Zamudio, como el de todas nosotras las lesbianasmaricastransestupendas, que morimos a diario, es la consecuencia de un régimen de poder mayoritario cuyo tejido de opresión y odio no se ataca con mayor representación en el congreso o con la creación de más leyes (promulgadas, por otro lado, por el mismo régimen que nos oprime) y mucho menos con el diálogo o los auspicios de tolerancia e integración. NI UNA MUERTE MÁS. Nuestra respuesta como maricas, putos, tortas, travestis, trans, marimachos, monstruos, vampiras, lobas es salir a la calle, a cara de perro. Se acabó el buen rollo, tolerancia cero. Que nos tengan miedo, que entiendan que lo que está en juego son sus vidas de mierda.
Heterosexuales paridoras de misóginos, criadores de fascistas, novias románticas encubridoras de facistas, madres que piden perdón por lo que ustedes mismas les inculcaron a sus hijos, padres amedrentadores  homofóbicos futboleros, caeremos sobre ustedes como Furias, con la alegría descomunal de travestis cuchilleras, de tortas camionabomberamotoquera asesinas, de maricas emplumadas armadas con su sangre. No tenemos miedo de morir como Daniel, tenemos miedo de vivir como ustedes.