12 de agosto de 2012

El kpop y su trasfondo ideológico

La industria del entretenimiento de Corea del Sur se ha expandido a nivel mundial durante los últimos años, generando un mayor consumo de sus producciones en aquellas sociedades que se encuentran en "vías de desarrollo".  La forma desmesurada en que la cultura surcoreana es asimilada en nuestro país lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿cuál es la fórmula del éxito? 

La "ola coreana" o Hallyu

Muchas personas que tenían prejuicios contra los asiáticos por su aspecto físico han tenido que tragar sus palabras, debido a la creciente aparición de ejemplares de Corea del Sur en telenovelas y grupos de música, cuya apariencia se aleja de la imagen que se solía tener sobre los habitantes de "piel amarilla"; se trata de chicos y chicas que no pasan de los 25 años, de contextura delgada y piel blanca, cabellos tinturados, rostros armónicos y ojos menos rasgados que sus homólogos del norte. Una belleza asiática que intenta occidentalizarse, por así decirlo.

Esta nueva generación de jóvenes hace de todo: canta, baila, actúa y modela. No obstante, el producto de su trabajo no va en beneficio de sí mismos, sino de la agencia de entretenimiento para la cual firman un contrato a largo plazo, cediendo gran parte de sus utilidades y manteniendo un vínculo de exclusividad... 

Este fenómeno y el impacto que ha causado en el mundo, no sólo es conveniente para las agencias sino también para el Estado de Corea del Sur.

Lo que sigue será un copy/paste, pues la persona que escribió el texto maneja más información que yo:

El kpop no es otra cosa que el desarrollo del soft power coreano en el resto del mundo. Esto quiere decir que, algunos Estados tienen la posibilidad de transmitir sus valores, y su cultura, a otros países, con el propósito de crear reconocimiento, dependencia y ser reconocido como un Estado poderoso frente a los demás Estados
En otras palabras el soft power, ha sido muy bien desarrollado por los Estados Unidos y Japón, todavía vemos películas americanas, mangas japoneses y todavía en nuestros países el pop americano vende por montones, pero eso cambiará en unos pocos años.
Corea, o mejor, el Estado coreano, se ha dado cuenta que a través del kpop puede incrementar sus ingresos de diversas formas: pueden vender más productos Samsung, Lg, Hyundai; pueden visitar Corea más y más turistas; puede aumentar el número de estudiantes de coreano alrededor del mundo; y miles de cosas más que le permite el desarrollo del soft-power.
Es más, ha sido tal la acogida del kpop, que el propio Estado coreano ha considerado la industria del entretenimiento como una de las industrias estratégicas para la economía coreana (Lo pueden ver en SERI, el Instituto de Estudios Económicos de Samsung). Cuando el Estado coreano decide apostarle a una industria estratégica, siempre ha tenido éxito; así lo hizo con Samsung, Hyundai o Lg en su momento.

Al respecto, los coreanos están realmente impresionados por la forma en que esta industria está cruzando continentes, nunca se imaginaron que el concierto en París, o mejor los conciertos fueran éxito total; se sienten orgullosos de esta industria, y de los beneficios económicos que han recibido.
Esos beneficios económicos no sólo se refieren a las ganancias de las agencias, o de las pocas ganancias que reciben directamente los artistas. Detrás de toda la parafernalia, los colores, los trajes, los programas de entretenimiento, los conciertos, hay ganancias billonarias para las empresas coreanas.
Por ejemplo, en Vietnam el consumo de productos coreanos aumentó en un 85% desde el 2008, cuando un artista decide ser la imagen de algún producto. Por ejemplo, Cass la cerveza coreana, etude house, the face shop, por nombrar algunas marcas que se han beneficiado de ellas.
También para el turismo coreano, no se imaginan ir a Jeju o Suwon y ver a miles de chinos, y asiáticos visitando las locaciones de sus novelas favoritas.
El ejemplo también está en las aplicaciones de estudiantes extranjeros a Universidades coreanas que tienen programas de coreano; cientos y cientos de japonesas, chinas, tailandesas y de otras zonas de asia que vienen a Corea, con el fin de aprender coreano y entender lo que dicen sus artistas favoritas.
Pero no todo es color de rosa, la industria del entretenimiento también tiene su lado negativo. Hace unos meses The Economist, el prestigioso diario de economía en el mundo, aseguró que los coreanos del norte están asustados con este soft power coreano; porque muchos de sus militares se sienten atraídos por la belleza de las surcoreanas y ha sido utilizado por Corea del Sur para atraer a los militares norcoreanos en el DMZ, y esto querámoslo o no es un tema espinoso de política exterior surcoreana.

Por otro lado, aunque el soft power ha alcanzado el reconocimiento que tiene, no ha permitido transmitir la historia, la cultura y los valores coreanos como se hubiera esperado. Créanlo, más allá de Shinee 2PM hay miles de costumbres e historias maravillosas de Corea, desde los tiempos de las Dinastías, pasando por la invasión japonesa, la triste historia de la guerra, su rápido crecimiento económico; su crisis económica en 1997; las cuales merecen darse a conocer al mundo.

Y por último, las nuevas generaciones de coreanos ven en el kpop la oportunidad de tener acceso muy rápido a la fama, el dinero y el reconocimiento, ahora todos quieren ser artistas famosos; esto querámoslo o no cambia a una sociedad y en especial la coreana, sus cambios sociales son más rápidos que cualquier otro y pretender que la mayoría de sus jóvenes quieran ser cantantes, deja de lado muchísimas otras cosas que son importantes.