29 de julio de 2013

Sokushinbutsu o "consecución de la budeidad en vida"


Bajo el término "即身仏" -SOKUSHINBUTSU- se conoce a aquellos monjes budistas (shugendo) que durante el siglo XV, en Japón, llevaron a cabo una serie de prácticas rituales con el fin de alcanzar la automomificación y la consiguiente "iluminación". Actualmente esta técnica no es practicada en ningún monasterio o grupo budista.


Este proceso se divide en tres partes y dura alrededor de 8 años.


1 fase:
Durante los primeros 1000 días, el monje se sometía a un estricto régimen de alimentación basado en frutos secos y semillas, lo cual se acompañaba de un extenuante entrenamiento físico. Esto se realizaba con el propósito de eliminar la grasa corporal, ya que es lo primero que se descompone en un cuerpo al morir.


2 fase:
Una vez que el cuerpo del monje se reducía a piel, huesos y fibra, estos dedicaban un período de 1000 días para beber de un té venenoso extraído del árbol de Urushi (utilizado para hacer barniz). El veneno inducía el vómito, por consiguiente, se eliminaban fluidos como el jugo gástrico y la bilis, los cuales aceleran el proceso de descomposición. Asimismo, el té contribuía a la preservación de los tejidos, a la vez que evitaba que los gusanos u otros microorganismos corrompieran el cuerpo.

3 fase:
El monje, ya muerto en vida, se ubicaba en la tumba en posición de loto para esperar su fallecimiento, mientras oraba y entonaba mantras. Se conectaba con el mundo a través de una caña por la cual respiraba y una campana que hacía sonar diariamente para dar aviso de que aún estaba con vida. Una vez que la campana dejaba de sonar, se retiraba la caña  y se sellaba la cripta.
 Los otros monjes esperaban mil días para que el cuerpo se momificara. Si el cadáver se descomponía, era enterrado con honores; no obstante, si se lograba la momificación, se colocaba en el templo y se le reconocía como un Buda.








Copy/paste:

Todavía permanece como un misterio la razón por la cual estos sacerdotes se sometían a tan riguroso ritual. Los seguidores del budismo esotérico de por sí ya vivían vidas de plegarias, ascetismo y peregrinaje, por ello un ritual de muerte sería la culminación y la razón de su existencia. El sacrificio y dedicación de estos monjes era siempre para el beneficio del resto de pobladores de su área, ya sea para prevenir sequías y enfermedades dentro de su comunidad. Los monjes creían que sus muertes aliviarían el sufrimiento del resto de la población. Un ejemplo claro fue cuando muchos de los Sokushinbutsu se arrancaban su ojo para evitar propagar una enfermedad de la vista al resto del pueblo. 
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