Y a decir verdad, no hay nada en el mundo que aprecie más que la libertad de vivir el momento sin estar aferrada a un porvenir. Es cierto, todos tenemos aspiraciones y proyectos, pero ello no implica que haya que hipotecar el presente para llegar a concretarlos, lo cual, tampoco quiere decir que abogue por la inmediatez, por la automatización del ser humano, por desprenderse de ciertos cuestionamientos trascendentales en la existencia, sino a todo lo contrario... ¿Se entiende?
Se dice que Horacio en una de sus odas, acuñó el término «carpe diem» como un aliciente a disfrutar el día...
Carminum I, 11 («Carpe diem»)
No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.