Ese mismo día, una hippie rancia y roñosa ha hecho llorar a una mujer metalera...
Es que cachay la ondita?... Una metalera llorando pos...
Dónde quedó la volá del sacrificio humano, de Satanás, de la Biblia quemada y de la cruz invertida, si al momento en que escucha sólo un par de frases de doña Simone de Beauvoir rompe en llanto?
Ah? Ah? Ah?
Y es mala perdedora la cahuinera culiá... Pero en fin.