Cierto día, tras una exhaustiva jornada etílica, la Pata, Raúl, Titin y yo hemos llegado a la conclusión de que existen por lo menos cinco clases distintas de hombres homosexuales. Conversación digna de serie inglesa.
El COLA: es quien reconoce abiertamente su homosexualidad, como se dice coloquialmente, es «el asumido». No tiene problemas en conversar acerca del tema ni a la hora de encontrar pareja.
El FLETO: maricón por excelencia. Dícese del hombre homosexual que evita hablar de su orientación, pero aun así mantiene una postura defensiva ante cualquier comentario que para él resulte ser homofóbico. Por lo general tiende a la misoginia, rechazando abiertamente conceptos como «feminismo», «perspectiva de género» o «reivindicación de la mujer».
Un Sócrates posmoderno.
El GAY: es el homosexual eufemístico, quien reafirma su virilidad a la hora de revelar su orientación sexual. Generalmente pertenece a un sector social acomodado, apoya el libre mercado y repudia las minorías políticas y/o socioculturales (comunistas, hippies, punks, anarquistas, entre otros).
EL CARROZA: aún no se atreve a salir del clóset, pese a que todo el mundo sabe y acepta que es homosexual. Tiene actitudes de señora conservadora, pero por lo general es de carácter afable, aunque suele experimentar ataques de histeria una que otra vez.
La DIVA: es quien siempre está informado sobre moda y belleza, lo que comúnmente le hace adoptar una actitud superficial. Muchas veces se sale de la realidad en la que vive, por lo que es más susceptible de ser discriminado.
Cabe señalar:
1.-Esta clasificación es netamente subjetiva. Todo está basado en experiencias personales y en pequeños datos estadísticos realizados por uno/a mismo/a.
2.-La «distinción» recién expuesta tiene su equivalente tanto en personas heterosexuales, bisexuales o mujeres homosexuales, obviamente con sus respectivas diferencias.
3.- Ninguna de las categorías es «mejor» o «peor», sólo son divergentes en relación a patrones de conducta.
4.- Se admiten excepciones. Una persona homosexual podría no sentirse identificada, lo cual está bien, pues es parte de la vida, del mundo, de la posmodernidad (?).
5.- Todo estereotipo tiene un grado de nocividad, pero qué va.
6.- El pertenecer o no a una categoría (no sólo en el plano de la homo/heterosexualidad) depende muchas veces de la educación, el entorno, los códigos morales que imperan en una sociedad y, sobre todo, la personalidad del individuo.
7.-Siempre es bueno reírse de uno mismo.