Además de leer y dormir, he decidido que consagraré mi período de vacaciones a la preparación de las diversas variedades de café existentes. Mi primera "gran" elaboración ha sido el nunca mal ponderado "irish coffee", para el cual añado la cantidad justa de güisqui (que así es como la RAE aprueba su escritura), leche condensada, café amaretto y crema; luego me arrojaré con el café vienés y el café turco...
¿Quién sabe si algún día termino con un café literario?