7.00 a.m.
Estudiando un apunte acerca de la evolución diacrónica de los instrumentos de evaluación. Tengo pensado dormir durante el día.
Me entregaron los resultados de unos exámenes médicos... ta mala la cosa... onda atados con el colesterol y la insulina, pero confío en que no será diabetes pues de lo contrario ME MUERO. Odio los edulcorantes, amo el azúcar. He dicho.
Hoy disertó una compañera que es una muy buena persona (es la ayudante de un ramo que boté el año pasado... me dio la posibilidad de entregarle un trabajo fuera de plazo), ella es un poco tímida, le cuesta hablar frente a una audiencia numerosa. La cosa es que después de su exposición, otra compañera levantó la mano para, según ella, hacer una "crítica constructiva" (expresión muy en boga, pretexto barato para denostar en forma sutil y suscitar paranoias, entre otras manos); bien, luego de pedir la palabra empezó a decir que "a estas alturas" (llevamos cuatro años en la carrera) todavía no había superado en absoluto sus problemas de expresión oral, que no entendió nada de lo que dijo y que se preguntaba cómo se las arreglaría cuando le tocara hacer clases.
Pasa que en mi curso... o ex curso -porque el 2009 tiré a la chuña un par de asignaturas-, gustan de la competencia sucia, juzgar acciones ajenas, hablar de personas sin que estén presentes, criticar para darse ínfulas de supremacía intelectual, entre otras abyecciones. ¿Con qué propósito? La ruindad no tiene excusa.
No es que pretenda ser la "justiciera", ya que estaría cayendo en lo mismo. Es sólo que detesto con todas las fuerzas de mi alma la humillación hacia otros, las vejaciones gratuitas, los sincericidios malintencionados. Cada persona es libre de actuar, hablar, manifestarse como SE LE PARE LA RAJA, mientras no haga daño ex profeso (yo y mi complejo de Sor Teresa de Calcuta).
Quise intervenir pero el profe me tiene sangre en el ojo y con justas razones: boté uno de los ramos que hacía, no entregaba los trabajos a tiempo, llego atrasada, falté a su certamen, etc.
Güel (o well, como prefiera), así es la cosa (así no es na la cosa -chiste fome estilo Álvaro Salas-), debo seguir con el estudio y dejar de escribir huevadas para no echarme más gente encima. Al final soy yo la criticona de mierda HA HA HA.
Arrivederci!