14 de marzo de 2014

Letum non omnia finit

He aquí de nuevo. En el lodazal de la abyección. El despojo de mi conciencia se solaza con la oquedad de la muerte, mientras rezuman las imágenes -acá debería ir un adjetivo- en un eterno racconto.

La espiral iridiscente que me consume hasta el tuétano reclama su imperio asediado por una alegría flotante.
-las comas son un incordio para el sentido de esta idea-
Alegría flotante. No se me ocurrió nada mejor para describir la subversión del espíritu.


Mi cabeza es un gran estanque de mierda. Atonía del cuerpo, quiero salir de aquí. ¡Oh, sí!
Estoy desaviada del sino de la buena estrella. 
Me descompongo en cuajos de ser humano (a)simbionte, 
Y solo reacciono por convulsiones, desasosiegos cotidianos que parecen chiste fome.

¿En dos horas más estaré mirando hacia el techo?


Me pesan las vísceras.
Iré a mear. Quizá me tranquilice.