22 de diciembre de 2015

Adieu

Esta no es una carta. Son fragmentos de mensajes que quiero dejar para ti, aunque jamás llegues a leerlos.

Y no puedo comenzar diciendo otra cosa que: "aún te amo". Pero es un amor que corroe, que me agrieta el pecho y me ahoga en estertores. Es un bubón supurante que debo extirpar de alguna forma que desconozco.

Por las noches sueño contigo y, al despertar, me pregunto qué es de ti. ¿En algún momento, tras nuestra separación, he ocupado siquiera un lugar, por más ínfimo que sea, en tus pensamientos? Mi corazón, marchito y emponzoñado, dice que no. Las noches, los amigos, el alcohol, han llenado ese vacío fácilmente, porque nunca estuvo lleno, porque siempre tuvo hambre de la miseria bohemia.

¿Debo odiarte porque me abandonaste cuando creí necesitarte más? Te lo dije, pero no es así. No te culpo. Yo nací para no ser amada ni para amar a nadie, como diría Nick Drake, mi compañero de aciago. Las personas como yo deben resignarse a ver la felicidad desde lejos y, cuando mucho, beber tan solo un sorbo de ella; pues bien, eso fuiste para mí: el sorbo de un elíxir que me resistía a tragar.

Gracias por los momentos buenos y también por los malos. Gracias por enseñarme a ver la vida desde otra óptica. Gracias por hacerme crecer a través del dolor.

No puedo decir que estaré para ti cuando desees, pero sí ten presente que siempre querré tu felicidad, aun si a costa de mi sufrimiento.

Ten una vida plena, por favor.

Yes, i did know you were tired
and you want to be free