14 de febrero de 2016

Fail

Estaba revisando las antiguas entradas del blog y, a pesar de estar consumida por la misma tristeza de siempre, era capaz de sostenerme frente al teclado. Antes era mejor que ahora, ¡incluso era menos gorda!

Últimamente he estado obsesionada con un par de novelas japonesas que hablan sobre el engaño, sobre la máscara que se funde en los rostros de las personas y que da la ilusión de armonía entre la humanidad y el instinto. Comparto tal premisa. Nos adherimos a una careta que, en el fondo, no expresa más que el esfuerzo salvaje por embozar la mácula de la propia existencia. Yo soy un error, tú eres un error, él es un error.

Pero pretendemos amarnos eludiendo el error.
La afirmación del error es el mayor acto de amor hacia sí mismo. Vivir del error y fenecer del error.

No hay necesidad de fuego...