17 de noviembre de 2009

Little ashes, Paul Morrison (2008)



Las eminencias en las artes cinematográficas podrán tirar al tacho de la basura esta película por su interpretación, la fotografía, el montaje, la caracterización, la iluminación etc. Así como yo a veces ensalzo un libro sin tener más conocimientos que un poco de teoría literaria (no me dedico a despedazar literatura porque eso no es hace, es de muy mala clase, arbitrario y simplemente si no te gusta la weá, no la leas), algunos que los tienen en cuanto cine pueden darse el lujo también de hacerlo en su especialidad, lo malo es cuando se creen el cuento y destruyen todo a su paso, bajo quién sabe qué criterios. Porque lo que hoy por hoy importa en el arte es la técnica (esa que tanto critica Heidegger) sobre el contenido. Existe la misma dualidad que en el barroco, la del conceptismo y culteranismo. PUAJ.

En mi situación, yo no leo un libro o veo una película por su ampulosidad, genialidad o realización estética, sino por el posible impacto que pudiera provocarme y luego de haber corroborado o descartado mis hipótesis, emito un juicio... pero siempre desde mi subjetividad. Mi gran referente son las emociones y eso es inapelable.

Pues bien, en este caso, antes de haber visto "little ashes" ("sin límites" el nombre para el público hispano -?-) consulté un sitio web para conocer algo del argumento, sin embargo, me encontré con vituperios tanto en su realización como en la verosimilitud de los acontecimientos.

Básicamente, little ashes habla de la supuesta relación amorosa entre Salvador Dalí y Federico García Lorca, idea de la que tenía antecedentes desde mucho antes. Lo que la crítica cuestiona es el hecho de que se desconoce si aquello realmente ocurrió, pero independientemente de que así hubiese sido o no (a mí me consta que sí), tenemos el derecho a fantasear respecto a ciertos hitos históricos y artísticos. ¿Acaso no se hizo aquello en la obra "When Nietzsche wept" de Irvin D. Yalom, que posteriormente pasó a la pantalla grande? La interacción entre Nietzsche y Freud es mucho menos creíble, empero, ha recibido elogios (incluso se ha utilizado en cátedras de filosofía en las universidades para caracterizar el asunto de la escuela de la sospecha). Por su parte, Borges también ha hecho su resto, entre otros figurines literarios.

Y está bien, está bien que se juegue un poco con las especulaciones, con los pensamientos retorcidos que de repente surgen en nuestra mente. "Sería genial que Sor Juana Inés de la Cruz y Oscar Wilde hubiesen tenido un hijo", por ejemplo.

Teniendo en cuenta este pequeño descargo en contra de los amantes de la verdad, es que tengo las agallas para decir que fuera de todo lo mala que esta película pudiera ser, a mí me gustó, me emocionó hasta las lágrimas y sufrí durante la escena en que Federico se acostaba con la amiga mientras Salvador los miraba con los ojos en llanto.

No sé si recomendarla o no, lo cierto es que si la vida del poeta español le resulta atractiva a alguien, no está demás echarle un vistazo.



Dos cosas:

1.- Uno de los protagonistas es el vampiro de "crepúsculo" (ni idea cuál es porque no he visto la saga).
2.- Me acordé del spot publicitario de coca-cola en el que la tipa lloraba con una película, mientras la voz en off la criticaba.


SUFRAN: