13 de junio de 2015

El eterno retorno del fracaso

Soy el tipo de persona del que todo  ser humano, medianamente cuerdo  y común, quiere huir. Soy el esperpento que no "aporta" nada, que absorbe las energías, desalinea los chakras y resta estabilidad  emocional a todo aquel que se acerca, algo así como el Rey Midas de la miseria. Porque las relaciones  humanas se basan en la transacción, ya sea de afectos, de estatus, de bienestar, de cualquier mierda, pero transacción a la postre.
Todo muy acorde al hermoso modelo  exitista, donde gente con moral cuestionable, autodestructiva y que no contribuye, simplemente, se invisibiliza por ser un cacho culiao.

Y yo soy uno de esos cachos.Solo porque estoy  triste. Solo porque me quiero morir. Y porque debo hacerlo. Porque el mundo lo precisa ("déjate de lloriquear y mátate luego", son algunos ejemplares). Pero yo, como buen parásito, me resisto... hay una absurda obstinación de la que no me puedo desprender.

Nadie me necesita ni yo los necesito a ellos. No quiero lidiar más con esto.

Me cansé de usar la máscara kabuki para defenderme de los demás porque, finalmente, soy tan vulnerable como un insecto al que van a aplastar por repulsivo.

Y sería bueno que así pasara... sería bueno